28 junio, 2025

¿Cómo pueden afectar a la salud mental las aplicaciones de compras en linea?

Shein y Temu, entre otras empresas conocidas como de “ultra fast fashion”, son plataformas de compras online que ofrecen una amplia gama de productos de moda, accesorios y artículos para el hogar a precios bajos.

Su uso se popularizó en Argentina, facilitado por la baja en las restricciones a las importaciones, específicamente la eliminación de aranceles para compras personales de hasta 400 dólares y el aumento del límite de importación a 3000 dólares por envío.

Sin embargo, no todas son buenas noticias para sus consumidores. Este tipo de empresas utilizan estrategias para fomentar el consumo compulsivo y si no estamos atentos, pueden influir en la toma de decisiones.

Veamos algunos ejemplos:

  • Precios extremadamente bajos. Generan la ilusión de que siempre es una “buena oportunidad”, fomentando la compra impulsiva de artículos innecesarios.
  • Descuentos constantes y ofertas flash. Las ofertas por tiempo limitado crean sensación de urgencia y miedo a “perderse algo”.
  • Cupones, puntos y recompensas. Sistemas de gamificación: acumular puntos o desbloquear descuentos da una gratificación inmediata y refuerza la repetición del consumo.
  • Notificaciones push y emails continuos. Alertas frecuentes sobre rebajas o “novedades” mantienen la mente en modo compra, alimentando la impulsividad.
  • Stock limitado / cantidad en tiempo real. Mensajes como “¡Solo quedan 3!” presionan para decidir rápido, saltándose la reflexión sobre la necesidad real.
  • Envíos gratuitos a partir de cierto monto. Estimulan a llenar el carrito con productos que no se pensaban comprar para “no perder” la ventaja del envío gratis.
  • Recomendaciones personalizadas e infinitas. El scroll sin fin y los algoritmos que muestran “más de lo que te gusta” sostienen la atención y refuerzan la tentación.
  • Campañas estacionales y de “eventos”. Ofertas ligadas a fechas especiales (Black Friday, Cyber Monday, “Día de…”): legitiman la compra como forma de celebración o autocuidado.
  • Reseñas y fotos de otros usuarios. Normalizan la compra constante y generan sensación de comunidad: “Si otros también lo compran, no está mal gastar”.
  • Publicidad en redes sociales con influencers. Se asocia la compra a la pertenencia, la aspiración y la identidad: “Si uso lo que usan otros, soy parte de algo”.

El diseño y programación de plataformas como Shein se apoya en activar el circuito de recompensa del cerebro. Cada clic, descuento desbloqueado o notificación de oferta genera una descarga de dopamina, la misma sustancia que interviene en otras conductas adictivas. Esta gratificación inmediata refuerza la conducta de compra, convirtiendo la acción de «agregar al carrito» en un hábito difícil de controlar. Con el tiempo, la mente se habitúa a buscar esa micro-recompensa como vía rápida para calmar ansiedad, aburrimiento o malestar, alimentando un ciclo que puede derivar en compras compulsivas y en una relación conflictiva con el consumo.

¿A qué señales debemos estar atentos?

  • Compras frecuentes e impulsivas, sin planificación previa, motivadas más por la emoción del momento que por una necesidad real.
  • Dificultad para detenerse o poner límites, aun cuando se reconoce que ya no se necesita nada o se está gastando de más.
  • Sentimientos de culpa o vergüenza después de comprar, o necesidad de ocultar gastos frente a la familia o pareja.
  • Uso de la compra como forma de regular emociones: cuando se compra para calmar ansiedad, tristeza o llenar tiempos de aburrimiento.
  • Problemas económicos derivados del gasto excesivo, como deudas, pagos mínimos de tarjeta o falta de control del presupuesto.
  • Pensamientos recurrentes en torno a qué comprar, expectativa constante de paquetes y ofertas, o malestar si no se puede acceder a nuevas compras.

En definitiva, plataformas como Shein y Temu representan un desafío para nuestra salud mental. Sus estrategias de marketing y diseño buscan convertir la compra ocasional en un hábito compulsivo. Ante este panorama, reconocer las señales de alarma y comprender los mecanismos que nos empujan al consumo excesivo es el primer paso para recuperar el control sobre nuestras decisiones de compra y cuidar nuestra salud mental.

 

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